viernes, 29 de octubre de 2010

Club 0,1. Garufa, un rana fenomenal.

"Sabemos que faltan asignaturas pendientes, estamos conduciendo, pero tenemos que mejorar las neuronas del Estado, que sea eficiente y transparente, tenemos en claro cuales son las asignaturas pendientes, lo importante es tener los ojos y los oídos bien abiertos" (N. Kirchner).


Esta semana ha sido difícil no revivir cierto viaje a Buenos Aires. pero no teman. Hoy este post es una recomendación gastronómica. Espero lo disfruten.


Aquí a la izquierda tienen una estupenda panorámica de puerto madero. Algunos de los lectores de este post han comido muy bien ahí. Pero hoy vamos con algo más cercano.


Escuchen, si quieren, un tango que habla de una persona, originaria del barrio de Mondiola (Montevideo). Un tipo espabilado, con ambiciones pero al que la vida no le ha dado oportunidades. Durante la semana trabaja mucho, pero al llegar el sábado se acicala y va al centro hecho un pincel. Divertido y vividor, aficionado a los prostíbulos cercanos al parque japonés. Después de una noche de mujeres y baile, de madrugada, al volver a su casa, masculla para sí “soy un tío listo... fenomenal”.


Paladeen de esta historia en lunfardo, y disfruten (si quieren y pueden) del tango:


Del barrio La Mondiola sos el más rana/ y te llaman Garufa por lo bacán;

tenés más pretensiones que bataclana/ que hubiera hecho suceso con un gotán.

Durante la semana, meta laburo, / y el sábado a la noche sos un doctor:

te encajás las polainas y el cuello duro / y te venís p'al centro de rompedor.


Garufa, ¡pucha que sos divertido! /Garufa, ya sos un caso perdido;

tu vieja dice que sos un bandido / porque supo que te vieron

la otra noche /en el Parque Japonés.


Caés a la milonga en cuanto empieza/ y sos para las minas el vareador;

sos capaz de bailarte la Marsellesa, / la Marcha a Garibaldi y El Trovador.

Con un café con leche y una ensaimada /rematás esa noche de bacanal

y al volver a tu casa, de madrugada, / decís: "Yo soy un rana fenomenal".



Cuando tengan un día carnívoro y quieran una buena ración buena (no hay erratas: una buena ración buena), puede que les encaje visitar “El viejo almacén de Buenos Aires”, en un remetido difícil de encontrar de la calle Ramón Gómez de la Serna, 4. La espera del comensal tardante se hace amena si uno se fija en cualquiera de los trastos y frases pintadas y enmarcadas en las paredes. Ojo a la hora de sentarse. En plazas estrechas dos del club no se pueden sentar al lado.


Tras un pica pica aseado, pero de alivio, tendrán que elegir entre pocas referencias de una carta hecha sobre la base de una materia prima excelente y bien tratada. No hay error posible con el bifé. Para otra visita queda la sección de carnes no argentinas (gallegas, que no es moco de pavo).


Si se sienten investigadores pueden acompañar su carne de un vino argentino, aunque se ofrece el recurso a crianzillas contrastados y qué les voy a decir yo, apetecibles.


Con los postres viene lo peor de este restaurante. No me refiero a los alfajores, panqueques o dulces de leche (postres excesivamente dulces, como no puede ser de otra forma). Si les ha gustado el tango Garufa, si han disfrutado con su lenguaje revoltoso y mordaz, y les apetece sufrirlo en directo, no lo duden: en pocos sitios se canta peor en público (antros caraoquianos aparte). Nada es perfecto.


Salimos a 50 napos.

domingo, 24 de octubre de 2010

Limón... Kas!

Buenas, buenas, buenas, aquí estamos de nuevo, dispuestos a disfrutar con ustedes con algunos párrafos que se pretende sean de agradable textura, fácil digestión y agradable regusto.


Prueben uds. a tomarse una fanta limón en un aeropuerto, en el cine, en un chiringuito de comida basura, quizá en un restaurante, y para su sorpresa, desde luego para la mía, es más difícil de lo que parece. Empieza a ser frecuente el “no caballero, de eso no tenemos”. Seguramente le ofrecerán “aquarius”, o alguna otra cosa, pero la genuina fanta limón, del Kas ya ni hablamos, cada vez menos. Entre indignado y curioso he hecho mis indagaciones.


Trasteando en internet, uno encuentra que resulta que la fanta limón tiene un colorante, el E104, que no está autorizado en EEUU, ni en Alemania, ni en algún otro país. Quizá este sea un motivo del declive, porque el E104 es el que da color amarillo y no el 6% de zumo exprimido de limón que dice llevar.


Puede que haya otras razones: Hace unos meses el encargado del bar de un cine me dijo que “ese producto tenía poca demanda”, y que el nestea “tenía más rotación”. En dos frases apresuradas este hombre me dejó pensando varias cosas: Primera duda: este encargado de bar de cine, de unos 28-30 años, hablando de productos, oferta, demanda y rotación ¿será un economista buscándose la vida, como tantos otros de una generación que amenazamos con perder?


Segunda duda, más inquietante aún ¿seremos cuatro gatos los que bebemos refrescos de limón?

Tercera duda: ¿cómo es posible que el nestea tenga más tirón que la mítica fanta? Maldita globalización.


En cualquier caso, la historia de Fanta tiene su curiosidad. ¿Sabían uds que se inventó durante la segunda guerra mundial, en Alemania? Parece ser que la distribuidora en esas tierras de Coca-Cola se quedó sin suministro de los “ingredientes mágicos” de la cocacola, y se buscó los marcos desarrollando bebidas carbonatadas de naranja y limón. Acabada la contienda, Coca-Cola compró la marca.


La historia es distinta en el caso del rival de Fanta, Kas. Hay que reconocer que un servidor siempre ha sido más de Kas.


Quizá porque tenían equipo ciclista en los años en los que no sabíamos de dopaje (hablo de finales de los 80). Entonces el Kas, con el mítico Kelly como figura del momento (en la foto) cortaba el bacalao en esto del ciclismo.


Quizá uno sea más de Kas porque es más ácido, porque combina bien con la cerveza o porque está unido a buenos recuerdos... quizá les suene esta letra:


"No hay más tiempo que perder

Tengo prisa por saber

oooooh

necesito saber si es un cuento

o si estoy viviendo solo un sueño

no hay tiempo, dame 24h más...

por eso dame...

La letrita les recordará a la época de la bicanalidad televisiva, cuando los iconos de la vida diurna bebían Kas Naranja, mientras que los triunfadores de la noche bebían Kas Limón. En mi caso, con Vodka.



No es despreciable la probabilidad de que estas bebidas desaparezcan. Por las leyes del mercado, por el precio del limón, por la globalización, por otras cosas, o por todo junto. No pasa nada. También mi abuela pide un "tab", y solo unos pocos sabemos lo que quiere.